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Fecha de publicación: 18/05/1994
Categoría: DECRETO

PROCESOS LEGISLATIVOS
DISCUSION/REVISORA
DISCUSION
MÉXICO, D.F., A 13 DE MAYO DE 1994

-El C. Presidente: Ruego a la Secretaría consultar a la Asamblea, en votación económica, en los términos del Artículo 59 del Reglamento para el Gobierno Interior del Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos, se dispensa la segunda lectura al dictamen con que se acaba de dar cuenta y se pore a discusión de inmediato.

-El C. Secretario Delgado Caloca: Por disposición de la Presidencia, se consulta a la Asamblea, en votación económica, en los términos del Artículo 59 del Reglamento para el Gobierno Interior del Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos, se dispensa la segunda lectura al dictamen con que se acaba de dar cuenta y se pone a discusión de inmediato. Quienes estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo poniéndose de pie.

(La Asamblea asiente)

-Dispensada, señor Presidente.

-Está a discusión en lo general.

-El C. Presidente: Se abre el registro de oradores.

-El. C. Senador Netzahualcóyotl de la Vega García; En pro del dictamen.

-El C. Presidente: Tiene la palabra el ciudadano Senador Netzahualcóyotl de la Vega García, en pro del dictamen.

-El C. Senador Netzahualcóyotl de la Vega García: Con su permiso, señor Presidente: Con el debido respeto a los señores Senadores. Estamos ante una muestra más del deseo de los partidos políticos, del deseo de los mexicanos, de disponer de los elementos jurídicos suficientes y la creación y mejoras de instituciones, que garanticen la transparencia y la legalidad de los comicios.

El primer punto que vale la pena destacar, es que la iniciativa que en esta ocasión, es motivo de dictamen, fue presentada por legisladores de los grupos parlamentarios del Partido Acción Nacional, del Partido de la Revolución Democrática, del Partido Auténtico de la Revolución Mexicana y del Partido Revolucionario Institucional.

Por eso, mi afirmación, del deseo de los representantes de los partidos políticos, de encontrar caminos de diálogo y de transparencia.

El dictamen, que hoy comentamos, que crea nuevos mecanismos para asegurar esa transparencia, seguramente para algunos, se asegurará que los cambios trascendentes, que hoy están a discusión, no son suficientes; que hay otras figuras que debían reformarse; sin embargo, debo de afirmar, que con el esfuerzo de concertación y diálogo hecho por los partidos y las reflexiones y adiciones hechas por la Cámara de Diputados, se asegura un mecanismo electoral, que da confianza, que origina credibilidad y mejora, insisto, la limpieza y la transparencia del proceso electoral, que viviremos próximamente.

Modificaciones que dan mayores oportunidades a los observadores electorales; la posibilidad de visitantes entranjeros; una nueva orientación a las casillas especiales; la eliminación de los consejeros magistrados, en el Consejo General del Instituto Federal Electoral; además, la forma de elección de esos consejeros ciudadanos, que ahora, sustituyen a los consejeros magistrados, que habían actuado hasta el momento, en el Instituto Federal.

Un fortalecimiento a los consejos locales. Mediante su participación, tanto en la determinación de los gastos que pueden erogar los partidos políticos en las campañas de Senadores y de Diputados federales de mayoría relativa, así como la acreditación de observadores electorales. Es, en suma, una descentralización de las acciones dentro del Instituto Federal Electoral, que además, como una novedad aparece ya el principio de independencia del propio instituto.

Actualmente, la norma, el deber de velar solamente por la certeza, legalidad, imparcialidad y objetividad de los comicios. Este principio de independencia, va más allá de la retórica y tiene fundamentalmente una serie de repercusiones, que vienen en favorecer la acción del instituto.

Estamos, señores Senadores, afortunadamente para México, en una etapa de civilidad política, que es nuestro deber mantener en todo momento y en todo lugar. Que nos debe dar la seguridad de una justa electoral democrática, pero sobre todo, civilizada y en paz. Eso se ha puesto de manifiesto en este primer término, con la reforma del Artículo 41 constitucional, que ustedes y la Cámara de Diputados aprobaron. Y hoy, con las reformas que comentamos.

Son prácticas novedosas, indudablemente, de hacer política, como los debates que hemos presenciado en los últimos días.

Y ahora con la discusión y aprobación que estamos solicitando del Senado de la República de estas reformas. Prácticas novedosas de hacer política; pero hay un común denominador que vale la pena destacar y con eso termino, señores Senadores.

Es importante que esta finalidad que tiene la midificación legal, que seguramente será aprobada esta mañana, como lo fue ayer en la Cámara de Diputados. Con esa modificación legal, con esa actuación del Instituto Federal Electoral; con esa independencia que ahora se reafirma y además con la participación de los partidos políticos que, insisto, el hecho de que sean los autores de la iniciativa nos da una mayor seguridad, tendremos que velar todos porque sean comicios en paz, sin violencia, transparentes, democráticos y demos realmente una lección a todos los mexicanos, a todos los pueblos; pero fundamentalmente la lección que debemos a las generaciones futuras.

Vamos a dernostrarles a nuestros hijos que podemos ir a una elección pacífica. Vamos a predicar con el ejemplo y vamos, fundamentalmente, a sostener las palabras empeñadas y sobre todo a sostener lo que en las Cámaras se ha iniciado, se ha aprobado, por los actores fundamentales en estas Cámaras, los partidos políticos y los legisladores de México.

Yo les suplico, señores Senadores, que después de analizar abiertamente este dictamen merezca la aprobación total por parte de ustedes. Muchas gracias.

-El C. Presidente: Tiene la palabra el C. Senador Porfirio Munoz Ledo.

-El C. Senador Porfirio Muñoz Ledo: Con su venia, señor Presidente: Agradezco al Senador Netzahualcóyotl de la Vega la brevedad con que ha expuesto el tema que nos ocupa. Trataré de honrar este gesto, aunque el tema es complejo.

Diré, en primer término, que se trata de un paso importante dentro del proceso de transformación de las instituciones electorales del país; proceso que desgraciadamente ha sido lento, incompleto, incierto y a ratos contradictorio.

El acuerdo al que hemos llegado, por consenso en esta materia, se inscribe dentro del conjunto de negociaciones que iniciamos a raíz del Acuerdo para la Paz, la Democracia y la Justicia, del 27 de enero. Temas mal resueltos o abandonados en las reformas del 89, del 90 y del 93 fueron retomados. Así estamos iniciando, así sea parcialmente, una reforma cuyo compromiso era haber abordado en su integridad desde los inicios de la administración como fue ofrecido en la toma de posesión del actual responsable del Poder Ejecutivo y cual hubiera sido necesario y saludable después de los graves acontecimientos electorales de 1988.

Estos acuerdos vienen a definir un nuevo eje de las relaciones políticas del país y una nueva manera de tratar los problemas. Son el comienzo del fin de la marginación política, el inicio de un diálogo todavía insuficiente, pero verdadero, y la posibilidad de acordar, sin sumisiones, entre adversarios políticos.

Se nos dijo, al inicio de este proceso, que se trataba de una moncloa mexicana por analogía a los acuerdos políticos que se tomaron en España al término del franquismo. Los principales funcionarios, responsables de esta negcciación, han hablado por primera vez, en el sector oficial, de transición democrática y de cambio sustantivo de régimen político.

Los cambios legales que hoy vamos a aprobar no son toda la reforma electoral; son parte de ella. No presuponen tampoco a priori el cumplimiento de los compromisos.

Para ello es preciso una voluntad política permanente, definida, comprobable y comprobada. Van a hacer normatividad en el país, esperamos que lleguen a convertirse en normalidad.

El primer objetivo de estos cambios es conclusión de aquellos que se introdujeron en el Artículo 41 de la Constitución Política de la República. Contienen aspectos fundamentales de las propuestas y de las redacciones presentadas por mi partido, desde 1989.

El objetivo central es el de lograr órganos electorales con mayor y más independiente participación ciudadana y con mayor independencia de los poderes públicos. Como una y otra vez lo repetimos en la mesa de negociación, se trata de desburocratizar el proceso electoral y de ciudadanizarlo de modo creciente.

Algunos hubieran querido, de acuerdo a doctrinas ortodoxas y prácticas de otros países, la total independencia de los órganos electorales respecto del gobierno. Estimamos que tal propósito es deseable.

Sin embargo, y a pesar de los avances de la negociación, hubo resistencias insalvables para llegar a ese extremo; resistencias políticas y también hechos de la realidad. En efecto, el IFE, creado por las reformas legales de 89-90 es justamente, en su estructura y tendencias, lo contrario de lo que ahora estamos buscando.

Se trata de un enorme aparato burocrático que ha venido a sustituir la participación espontánea y libre de los ciudadanos. Iniciamos un proceso en el sentido contrario, que habrá de culminar un día próximo -así lo esperamos- en la constitución de organismos electorales totalmente separados de las instancias del poder político.

Logramos, sin embargo, el mínimo que nos propusimos desde 1989. Y ésto lo hemos sostenido y lo sostendremos contra nuestros detractores de donde quiera que vengan; logramos un propósito expreso suscrito por todos los partidos. Que los órganos electorales tengan una composición tal que ninguna alianza, formal o informal de partido, o coalición entre partido y gobierno, haga mayoría predeterminada.

Nadie podría negar que en la letra de la ley este propósito lo hemos alcanzado. Por primera vez en la historia electoral del país estamos a punto de tener órganos en los cuales ningún partido, ni un conjunto de partidos y el gobierno podrán tener una mayoría preestablecida. Depende, claro, del tino que tengamos entre las fracciones parlamentarias para escoger a aquellos ciudadanos, por su integridad, independencia, corresponden a los propósitos que explícitamente nos hemos trazado.

Tenemos que decidir todavía, y nos hubiera gustado que se inscribiera en esta reforma, tal vez lo haremos pronto, modificar un tanto el perfil legal de tales ciudadanos, ya que la redacción actual del Artículo 77 del COFIPE, continúa siendo una calca de las prescripciones que se tienen para los magistrados de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que tienen prohibición de cualquier otra actividad remunerada, nosotros preferiríamos que se dijera subordinada, de modo que sin afectar en nada la independencia de los consejeros ciudadanos, y la majestad del órgano pudiéramos contar con ciudadanos que tengan otro perfil y otro papel, distinto y propio en Ia sociedad.

Hemos acordado también, y me parece habida cuenta de las propias tradiciones jurídicas y políticas del país, un avance de consideración que los partidos políticos tengan voz pero no voto en los organismos electorales.

Esta es la práctica corriente de los tribunales electorales, órganos supremos electorales, o instituciones que con diversa nomenclatura cumplen esta función en otros países.

De un lado están quienes deciden con su voto, y de otro lado quienes defienden los intereses de sus partidos con la voz. Habíamos caído, a lo largo de los años en un círculo vicioso insalvable.

Si se aceptaba la proporcionalidad en la representación de los partidos, se propiciaba una gran disparidad; si esta proporcionalidad era atemperada, como se decidió en el 89, la desigualdad no se eliminaba; y si se aceptaba, como muy pocas veces se hizo, la paridad de representación entre los partidos, se abría una gran puerta para la proliferación de organizaciones políticas, a veces artificial y clientelar.

Llegamos por eso a la conclusión de que lo más sano era eliminar el voto de los partidos. Lo mantienen de un modo indirecto, a través de la representación de las Cámaras de Diputados y de Senadores, habida cuenta de que desde el principio fue una limitación, como lo dije hace un momento, la total separación del órgano electoral respceto de los poderes públicos, se convino mantener la doble representación, un miembro del Ejecutivo, y cuatro miembros del Congreso de la Unión.

El representante del Ejecutivo propuso que se eliminara el voto de calidad, y ofreció formalizar una tradición que por cierto se ha practicado invariablemente hasta ahora, en el sentido de que el presidente del Consejo Electoral no vota.

Se mantuvo igual representación que la que tenemos ahora, de la Cámara de Diputados y de la Cámara de Senadores, de este modo con la representación de la mayoría y de la primera minoría habrá en todo momento dos representantes de la mayoría y dos representantes de la oposición.

Quedará así compuesto el órgano electoral por once miembros: Uno que no votará, pero que tal vez algún día tenga que hacerlo, porque el resto de los miembros hacen número par; por dos miembros de la oposición, por dos miembros del partido de la mayoría, en sus funciones de representantes de ambas Cámaras, y por 6 ciudadanos cuya independencia e idoneidad buscaremos que sea indicado.

Logramos también algunos avances en la composición de los órganos locales y distritales, congruentemente se decidió su casi total ciudadanización, esto es en esos niveles tampoco los partidos tendrán voto. El vocal secretario, que cumple funciones administrativas, respecto del proceso conforme a la propia ley, por lógica no tendrá voto y sí tendrá uno sin capacidad de desempate, el vocal presidente.

Habrá así un solo representante del gobierno y 6 representantes de los ciudadanos.

No ignoramos que para que esta reforma tenga plena vigencia y operatividad, será necesario revisar cuidadosamente la membresía de los representantes ciudadanos. Lo hemos venido haciendo no sin grandes dificultades, derivadas, en gran medida, de la escasez del tiempo, de la falta de información verificable y de criterios no demasiado claros, respecto de elementos de prueba, y aceptación de la fama pública como criterio de recusación.

Sería nuestro propósito que coincidente con la instalación del nuevo consejo general del lFE, pudiésemos proceder a la revisión, si no de la totalidad de la gran mayoría de los consejeros ciudadanos en nivel local y distrital.

Nos hemos trazado ya un programa calendarizado para ese propósito y ojalá alcancemos su cumplimiento.

Otras reformas, que parecen de relevancia, se refieren a la observación electoral y al estatus de los visitantes extranjeros.

En materia de observación la legislación electoral mexicana había ya dado pasos adelante; prevalecía, sin embargo, un criterio de atomización de dicha observación y de limitación en el tiempo, en el espacio y en la función.

Fue así que se decidió otorgar mayor relevancia a las organizaciones especializadas en materia de observación, autorizándolas para llevar a cabo sus propios cursos de capacitación, que se estableció que los observadores podrán ejercer su función en todo el territorio de la República, donde quiera que sea el lugar del país en que se inscriban y también, tal vez lo más importante, que la observación se extiende a todas las fases del proceso electoral.

Respecto del controvertido asunto de los observadores extranjeros, que finalmente se decidió que se llamaran visitantes por vez primera el legislador mexicano tomará una posición acorde con la modernidad.

No se afecta el principio general, según la observación corresponde a ciudadanos mexicanos, pero se reconoce el hecho inevitable, derivado de la propia internacionalización de los procesos políticos y sociales, de que a más que corresponsales extranjeros y fotógrafos, que periodistas, que turistas, y que agentes diplomáticos, acuden a las elecciones, sobre todo en aquellos países donde todavía existe sombra de sospecha, o en los cuales hay un interés abierto de la comunidad internacional por su evidente relevancia, acuden, digo, parlamentarios, representantes de organizaciones no gubernamentales, de asociaciones de derechos humanos, representantes de partidos políticos y de asociaciones de partidos políticos.

Existen Convenciones Internacionales en materia de observación y reglamentos que han sido aceptados por casi todas las naciones del mundo, en los cuales se distingue el carácter de invitado, el de visitante y el de observador. Se optó por definir los dos primeros. No se deseó aportar una disposición sustantiva que hubiese podido resultar o muy previsiva o muy prohibitiva y se prefirió resolver legalmente el problema a través, de una cláusula adjetiva. Esto es, otorgando al Consejo General la facultad para normar el fenómeno, de la siguiente manera. El Consejo General queda facultado para invitar, normar y ofrecer facilidades a los visitantes extranjeros que deseen acudir a nuestro país para conocer las distintas fases del proceso electoral. Este es el texto de la reforma.

Esperamos que la prudencia, el tino, el respeto a nuestra dignidad y a la soberanía de nuestros procesos políticos, pero también un espíritu de apertura y de modernidad, rijan las decisiones que hoy y en el futuro tome al respecto el Consejo Electoral. Importa que sean instituciones y personas acreditadas; importa la diversificación de las mismas. Consideramos un paso adelante la decisión de solicitar la asistencia técnica de la Organizatción de las Naciones Unidas y su apoyo a la red mexicana de observación de elecciones.

Es fundamental, además, que los mexicanos todos sepan que no se trata de una calificación que viene del extranjero; que mantenemos plena soberanía sobre nuestros procesos políticos, pero que estamos abiertos en ésta, como en otras materias, a la asistencia técnica y también al testimonio de la Comunidad de Naciones.

Por último, mencionaré algunas disposiciones relativas a la reducción de casillas especiales de las que se había abusado y que son complementarias de la reducción casi total de las casillas extraordinarias. Ya una decisión parcial que sin embargo bien aprovechada pudiera aportar algunos beneficios. La de adelantar al l2 de junio de este año el fin del proceso de recepción de nuevas credenciales, de modo que el 30 de junio puedan disponer todos los partido por medios magnéticos de las listas nominales definitivas que serán únicas. Esto es, no habrá listas nominales y complementarias y que un mes antes de la elección puedan tener los partidos políticos estas listas impresas.

De ninguna manera afirmamos que el problema del padrón esté resuelto. Las dificultades técnicas y las indecisiones que en un principio enfrentó la auditoría, nos ponen en el límite del tiempo. No se ha resuelto todavía el criterio con el cual habrán de corregirse deficiencias, lagunas, fallas e imperfecciones en el caso de que se detecten; no hemos decidido todavía -aunque lo hemos confiado al Comité Técnico del Padrón, integrado por un grupo de distinguidos científicos- cómo vamos a afrontar el paso de un método muestral que es el de la auditoría, a un método censal que sería el único correcto para corregir el padrón. No estuvimos en aptitud, por distintos retrasos, de aprobar una nueva apertura de inscripciones en el padrón, que según los técnicos que hemos consultado hubiese sido el mejor recurso para evitar innecesarios abultamientos.

No vamos a descalificar, a priori, las elecciones; pero no vamos a aceptar tampoco que se considere a priori que todos los elementos que garantizan su imparcialidad están resueltos. Habremos de inventar y de poner en práctica métodos de control complementarios para que las fallas del padrón no tengan uso indebido. Estos métodos tienen relación con actos de la jornada electoral; con la orientación de la observación nacional; de la vigilancia de las casillas y con las denuncias que en su caso habrán de hacerse conforme al capítulo de delitos electorales del Código Penal.

Hemos sufrido retrasos inexplicables por lo que hace a la implantación de la fiscalía electoral que ha sido acordada y del Ministerio Público especializado. Es indispensable que los delitos electorales que se denuncien sean castigados con ejemplaridad; de otra manera carecerían de sentido y serían hasta contraproducentes las reformas que hemos adoptado.

Tenemos todavía en la agenda de la discusión la reducción y prohibición en su caso, del uso de programas y de recursos públicos durante la campaña electoral; la reducción de la publicidad gubernamental; la prohibición durante un tiempo prudencial de la publicidad cormercial de partidos y candidatos. Una apertura real y consistente de todos los medios de comunicación. En particular de todas las empresas de radio y televisión concesionarias del espacio aéreo de la nación. Hay cuestiones en la agenda relativas a los derechos de los partidos y de los ciudadanos, como la aplicación inmediata de las reformas para elegir gobierno en el Distrito Federal; el voto de los mexicanos en el extranjero, cuando menos de aquellos que ya poseen credencial electoral, y la posibilidad de que se lleven a cabo candidaturas comunes.

Nos hemos trazado una última semana de negociaciones, a partir del lunes próximo, extensible, si fuera necesario, a unos días más.

Se abre así un momento definitivo para que se exprese la voluntad política de los partidos y del gobierno. Por nuestro lado y a pesar de todas las controversias no hemos tenido duda en seguir adelante hemos apostado a la transición pacífica y democrática en el país; estamos convencidos que la transparencia electoral y el diálogo racional y comprometido entre los partidos es el único camino para mantener la paz pública en México.

Confiamos que habrá reciprocidad a nuestro esfuerzo. Tenemos la convicción de que cualesquiera que sean los avances que se logren en los días siguientes, hemos iniciado un proceso para la democratización del país que estimamos es irreversible.

Lo ocurrido el día de ayer, en eso cobra valor y sentido histórico. Se le ha dado al mexicano el gusto de la democracia. La responsabilidad para que la transformación se cumpla y podamos tener una transición democrática en la gobernabilidad y en la justicia, es de todos. Muchas gracias.

-El C. Presidente: Tiene la palabra la Senadora Silvia Hernández.

-La C. Senadora Silvia Hernández: Señor Presidente; compañeros Senadores: Venturosamente hoy llegamos a puerto. Lo hacemos después de un debate civilizado, razonado e intenso que se prolongará por un poco más de cuatro meses y en el que de diversa manera participaron prácticamente todos los partidos nacionales. Sólo uno se autoexcluyó de manera completa, el PPS, pero habría que decir que los tres partidos principales que obtuvieron más del 94 por ciento de la votación en 91, tuvieron una participación muy puntual, muy destacada.

Creo que todos debemos sentirnos satisfechos. Por primera vez, desde 1978, año de la primera reforma política contemporánea, las principales fuerzas políticas hemos llegado a un acuerdo por consenso sobre normas y procedimientos electorales.

Hemos de recordar que en el 78, el PAN se abstuvo; que en el 86, el PAN, el PSUM y pricticamente toda la oposición también; en el 89, el naciente PRD se autoexcluyó en el último momento; y en el 93, el PRD se negó a sumarse a los esfuerzos de los demás.

En esta ocasión por primera vez, el PRD ha participado de principio a fin, creo que sin titubeos, aunque sé que no sin problemas internos, como los que todos enfrentamos en nuestras propias organizaciones, ante militantes de nuestras filas a quienes nos fue difícil convencer de que la política no es imposición ni antagonismo, sino un ejercicio de diálogo en la diversidad, y en el mejor caso, un ejercicio para alcanzar el consenso.

Los tres partidos principales y el PARM, alcanzamos por fin un acuerdo por consenso sobre las reglas indispensables para darnos mutuas garantías y seguridades sobre el proceso electoral y sobre todo para darles garantía a los propios ciudadanos.

Quién cedió mas, no sé quizá nosotros, siendo mayoría, podríamos haber impuesto la fuerza que nos otorgó el electorado, tanto para no ir de nuevo a la revisión de la ley, como para formularla de acuerdo a lo que fuera solamente nuestra convicción, que no nuestra conveniencia, a lo largo del PRI, del tiempo, el PRI ha dado muestra de ser promotor del desarrollo democrático del país, ha impulsado, y a veces como decíamos hace un momento, construido y regulado, edificado normas para avanzar aún sin el apoyo de otros.

Me parece que es muy satisfactorio señalar el día de hoy, que la reforma que estamos analizando, se ha edificado, precisamente sobre las anteriores, anteriores que el PRI hizo prácticamente sólo. Esta vez, no demolimos la ley anterior para levantar la nueva. Esto acredita su corrección y pertinencia, ojalá así lo reconozcan quienes con nosotros esta vez, consideraron que la ley hasta hoy vigente, merecía reformas y adiciones, pero no abrogación total.

Las leyes del 89-90 y del 93,decimos, son las bases de la reforma de hoy, lo nuevo se ha hecho sobre lo avanzado entonces, creo que el acierto de aquellas, tan impugnadas en su momento, se evidencia hoy con los hechos y no con declaraciones de autodefensa innecesarias.

Yo entiendo que el día de hoy, las fuerzas políticas representadas en el Senado, no tenemos la intención de abrir un debate sobre la iniciativa que conocemos. Quizás sí tomar posición, y eso es lo que yo intentaría hacer. No me engaño, la culminación de este proceso de reforma, no es el fin de las desconfianzas entre los partidos ni la eliminación de las diferencias.

Hemos acreditado que con lo que hoy traemos a discusión a esta asamblea, se ha dado fuerza al diálogo y algo más, al diálogo y a la búsqueda de los consensos. Por medio de consenso, ningún partido puede decir, que la reforma es la expresión de lo óptimo de sus deseos, pero tampoco que sea lo contrario, hallamos la manera de ceder y conceder, arribamos a acuerdos aceptables para todos, no sólo los acuerdos menos malos, sino también los mejores, los posibles, esta vez también por primera ocasión,no hubo necesidad de que esperáramos a reformar la ley para avanzar en el diseño de otras prácticas, sin excepción, los participantes nos hicimos responsables de no obstruir un proceso en movimiento que tiene como punto de llegada el 21 de agosto próximo.

Van a reformar o no la ley, nos preguntaba reiteradamente el PRD, al PRI y al PAN en la Comisión Permanente pasada, la van a reformar o no, los dos partidos contestamos igual número de veces, si es necesario lo haremos, pero no consideramos que sea precondición para avanzar si querernos avanzar todos, en todo caso decíamos, la reforma legal será punto de llegada, no de arranque, y así fue, los hechos probaron de nueva cuenta que esa era la posición adecuada.

Hasta hoy, y quisiera destacar, aún sin la reforma de la ley, se han alcanzado tantos o más avances de los que estaremos analizando hoy en el dictamen. Quisiera decir que de enero para acá, y aún sin reforma legal, se disminuyó el tope de campañas presidenciales, se aprobó el sistema de doble insaculación, propuesto por uno de los partidos, hay consenso en incrementar al 180 por ciento el tiempo gratuito de los partidos en medios de comunicación, los listados nominales se van a entregar a los partidos en cintas magnéticas mensualmente, se han probado reglas muy estrictas para abrir casillas especiales y extraordinarias, se van a instalar cortinillas que le dan aún más garantía al secreto del voto, la tinta indeleble fue seleccionada por el Instituto Politécnico Nacional, se va a otorgar todo tipo de garantías a observadores de la elección, se inició ya la producción de boletas foliadas, el gobierno soliciló ya la asistencia técnica de las Naciones Unidas, en apoyo de los observadores. Eso y más.

Que faltan cosas que no hemos terminado, que la agenda no se agota aún. Sí, todo es cierto. Sin embargo, y sin intentar desdeñar lo que nos falta, sin restarle importancia a lo pendiente, voy a decir, sin temor a equivocarme, que con relación a lo que nos propusimos en enero en el acuerdo para la paz y la reconciliación, hoy es menos, muchísimo menos lo que falta por hacer, que lo que ya hicimos.

Algunos puntos que quedan pendientes en la agenda, quisiera decir que se anteponen obstáculos que rebasan a los partidos, algunos de ellos, seguramente hay otros que faltan. Yo no tengo la intención de decir que esta es una reforma acabada, la edificación de reglas y de códigos para realizar una elección, es un proceso inconstante en transformación, esperamos que algún día tenga final, que lleguemos a tener reglas, de tal manera definidas y claras, y de satisfacción para todos, que nos hagan no estar en cada periodo de sesiones pidiéndole al legislador una nueva ley o nuevas normas.

Insisto, el periodo de análisis de la agenda de normas, no está terminado, y no intentaría abrir un debate ahora sobre las cosas que faltan, o quisiera yo, concentrarme en lo positivo de las cosas que hemos hecho, siempre van a faltar cosas, y justamente mencionaré en mi comentario de hoy, algunas que estimo, serán de relativa urgencia:
Quisiera destacar tres puntos que desde mi perspectiva, son lo más importante de la reforma, como primer punto, diría yo; la ciudadanización de todo el proceso electoral, el nuevo papel de los medios de comunicación y los observadores electorales.

Por largo tiempo aquí se decía, y se hacía referencia por el orador anterior, los partidos discutimos y luchamos por tener más representantes en los órganos decisorios de la elección, algunos, inclusive yendo más allá, argumentaban que la elección le tocaba realizarla exclusivamente a los partidos políticos. Hoy, de común acuerdo los partidos hemos abandonado el doble papel de juez y parte en la competencia, considerando que si las elecciones son de los ciudadanos, a ellos les compete conducirlas.

Los competidores, los partidos, participaremos y daremos opinión con voz, como ya se dijo aquí también. Me gustaría apuntar la importancia de los medios de comunicación, porque en mi impresión la forma en la que hemos venido discutiendo el acceso de los partidos a los medios nos hace ver apenas la punta de un iceberg, sin duda los medios de comunicación son o serán el gran tema a discusión.

Los medios como actores principales en la política y como corresponsables de la democracia, creo que ayer se probó con el debate entre candidatos presidenciales. Mi impresión sería para usar una figura, que el futuro ya entró en los medios, y que ahora le tocará a la prensa escrita, a la radio, a la televisión arrancar el proceso de autoanálisis y de autocrítica; que la sociedad en algún momento nos impuso a los partidos para satisfacer sus requisitos contemporáneos.

Pero esa tarea, la del papel de los medios en la democracia, esa tarea rebasa los partidos, aunque claro que nos incluye. Vamos a estar presentes, pero la gente espera que no estemos solos, le toca al periodismo profesional iniciar este camino difícil para reganarse la credibilidad y la confianza de una sociedad exigente de la verdad y honradez de ese sector, componente primordial y corresponsable del grado democrático de la nación.

Por último quisiera referirme al tema de los observadores electorales. Quizá algunos de los compañeros recuerden que hace un año participamos juntos en una reunión, en la que me atreví a sugerir que analizáramos las ventajas y las desventajas de la observación electoral; tuve una respuesta dura, se me dijo que era peligroso aún el hecho de pensarlo.

No quisiera decir: "Te lo dije" pero sí quiero congratularme de que nos hallamos decidido a abandonar esos viejos fantasmas. Si el reto de hoy es la credibilidad de la elección, y una herramienta útil para alcanzarla, es la observación internacional, demos la bienvenida a todos los que quieran asomarse a este proceso tan esforzado, que no perfecto, pero tampoco por cierto manipulado ni fraudulento.

Someter nuestro esfuerzo a escrutinio, que no dictamen, habrá de ser, no me cabe duda, un elemento positivo en la evaluación que los mexicanos hagamos de la próxima elección de agosto. Hemos realizado todos un gran esfuerzo, lo hemos hecho con la intención de que los comicios venideros sean correctos, transparentes y creíbles.

No saben cómo me gustaría no volver a escuchar a gente que se precia de inteligente, decir que en México el fraude electoral es tan perfecto, que no se puede probar. Ojalá juntos podamos callar a todos los que sostengan que en México se armen fraudes cibernéticos imposibles de mostrar al oído y al ojo humano. Ojalá, ojalá; ojalá el esfuerzo que hoy presentamos cuatro partidos políticos, y de entre ellos tres de los más grandes nos comprometan con el respeto al voto ajeno.

Guardo la esperanza de que con lo hecho hasta hoy, a un poco más de cien días de la elección, nos comprometamos todos sin vacilación, sin dobles caras ni discurso ambiguo a la celebración de una elección ejemplar. No saben como quisiera que no tengamos que volver a gastar billones en una credencial de elector que tiene tantos candados o más que el cajón de Houdini.

Ojalá pronto el órgano encargado de las elecciones no tenga que pagar más de 30 mil empleados, muchos de ellos encargados de supervisar al supervisor. Burocracia tan grande, apenas del tamaño de nuestras desconfianzas, y ojalá, y mi partido no solamente dice ojalá, sino exige y se compromete a que por nuestra parte, y sumados a todos, se cumpla con el compromiso de representar cabalmente a quienes confían en que su voto nos ha dado un mandato para construir un mejor sistema en el país.

Hace meses me tocó participar en la Permanente, el coordinador de nuestra fracción me indicó que planteara a los otros partidos nuestra posición en relación con el inicio de una nueva reforma, y aunque creo que no es elegancia autocitarse, y no lo haré de manera literal, si recuerdo que invité al PRI y al PRD a que pudiéramos dije, entonces, tomarnos de la mano, el PAN pensó que era una frase un poco excesiva, pero la aceptó, y que pudiéramos caminar en un ejercicio conjunto que nos pudiera llevar al consenso. Qué bueno que lo hicimos, y qué bueno que lo logramos. Muchas gracias.

-El C. Senador Miguel Alemán Velasco: Pido la palabra, señor Presidente.

-El C. Presidente: Tiene la palabra para hechos, el Senador Alemán.

-El C. Senador Miguel Alemán Velasco: Muchas gracias, señor Presidente; con su venia, señoras y señores Senadores: En apoyo a lo dicho por mis compañeros, y muy breve, quisiera recordar o más bien rescatar una propuesta mencionada por el señor Senador Porfirio Muñoz Ledo, con relación a las reformas al poder judicial.

Creo que es oportuno recordar y rescatar que la fracción parlamentaria del Partido Revolucionario Institucional, el 18 de diciembre del año pasado, propuso una muy importante iniciativa que estamos por olvidar o por perder, inclusive la convocatoria a unos foros. Yo quisiera que nuevamente hiciéramos caso de esta iniciativa que fue oportuna, y creo que en este momento al mencionar la credibilidad sería conveniente que se volviera nuevamente a discutir.

Es decir, lo dejo al señor Presidente para que excite a las comisiones correspondientes. Muchas gracias.

-El C. Presidente: Se excita a las comisiones correspondientes para que en un plazo, de acuerdo con el reglamento, presenten sus puntos de vista.

-El C. Senador Porfirio Muñoz Ledo: Pido la palabra, señor Presidente.

-El C. Presidente: Tiene la palabra el Senador Muñoz Ledo.

-El C. Senador Porfirio Muñoz Ledo: Con su venia, señor Presidente: Por el tiempo de todos y por el tono en que se venía dando el debate parecía que por primera vez en muchas sesiones íbamos a tener muy amplias coincidencias.

En nuestras reflexiones, sobre el significado y el alcance del debate televisado, y en nuestro juicio sobre las reformas propuestas a nuestra consideración. Debo, sin embargo, decir, sin afán de prolongar una polémica que estimo innecesaria, que me sorprendieron por inexactas y por inoportunas algunas afirmaciones de mi amiga la Senadora Silvia Hernández.

Comenzar su discurso afirmando que mi partido se autoexcluyó de las reformas de 89, 90 y 93 es faltar gravemente a la verdad. Ella lo sabe, y muy de cerca, que estuvimos presentes en todas las negociaciones; que hasta el último minuto solicitamos el diálogo y que la decisión que el gobierno tomó, fue llevar a cabo estas reformas sin nuestro concurso en ambas ocasiones.

Hay testigos y hay testimonios. Por la simple razón, de que tales cambios estaban muy lejos de representar los avances que ella dice contuvieron. Y en agundo término, porque fue estrategia explícita e indiscutible del gobierno, el considerarnos como adversarios irreductibles; combatirnos, desacreditarnos, aislarnos y si fuese posible destruirnos; sus aliados fueron otros.

A mí no me parece democrático el tono de las cesiones, cedimos, les concedimos. A esto llamo concepto patrimonialista del poder. Ninguna reforma electoral, niguna transición democrática acepta, siquiera, la sugerencia del mayoriteo; todas las transiciones democráticas, 17 se clasifican en el mundo contemporáneo, han sido el resultado de negociaciones directas entre los actores políticos, el gobierno y la oposición; aunque esta última no tenga, siquiera, representación parlamentaria, como ocurrió en el caso a la transición chilena.

Por cierto el régimen militar de aquel país, no usó de modo tan peyorativo la expresión concedimos; nadie es dueño del poder todos somos los responsables del futuro.

Eso de que no usamos nuestra fuerza, me parece francamente fareliano y lo digo con todo respeto. Eso implica que la pueden usar. Estamos en otra época y queremos otro tono del discurso. El compromiso lo adquirimos, al Ilamado del gobierno, después de la decisón que éste tomó, acertada en nuestro criterio, de encauzar la solución del conflicto de Chiapas, por la vía del diálogo.

Nosotros estuvimos de acuerdo en abrir los espacios de la República para dirimir los grandes cambios que el país necesita.

Si los más lúcidos en el gobierno y los más previsores impulsaron estos cambios, fue porque pensaron que el país está en verdad en riesgo de una ruptura lamentable del orden público.

Y finalmente se encauzaron las reformas, fue por el efecto de muchas causas que a nadie escapan. Una indudable presión internacional. Los conflictos de fin de sexenio, que siempre han existidoy que cada vez han sido más complejos.

No ha sido nuestro discurso, señora Senadora, un texto autodefensivo. Yo le rogaría que lo volviera a leer, fue un texto afirmativo y al mismo tiempo prudente y respetuoso. No tendría de quien defenderme, cuando las reformas de que se trata, fueron ampliamente negociadas por un equipo que me toca presidir y la mayor parte de las propuestas y de las redacciones son nuestras. ¿De qué me estaría yo defendiendo?

No estaría tampoco de acuerdo, en que el método de la negociación haya sido sólo de estira y afloja, de te doy y no te doy. Desde el principio y como condición de las pláticas, se estableció que éstas serían presididas por dos principios: la razón y la buena fe. No el músculo, ni la amenaza, ni la prepotencia, ni el regateo.

Tampoco estaría de acuerdo, en que estas reformas, son consecuencias de las anteriores. Para no entrar en detalles, le diría que en sus aspectos fundamentales, son exactamente lo contrario; tuvimos que desandar un camino andado, y hemos, apenas, comenzado el proceso que usted misma definió como de alta burocratización de las instancias electorales; que fue la intención misma de las reformas anteriores. Para dar un giro completo y avanzar en el sentido opuesto, en el sentido de la ciudadanización. Para muestra, basta el sistema de insaculación de representantes de casillas, que fue presentado por los técnicos de mi partido y aceptado por unanimidad.

No es tampoco exacto, que nosotros hayamos pedido, ni en el 90, ni en el 93, ni ahora, una nueva ley electoral completa. En primer término, porque no había tiempo para ello y en segundo, porque para asegurar condiciones mínimas de equidad, de transparencia y de legalidad, bastan reformas en cuestiones fundamentales, y si éstas son a fondo, y desde luego, si éstas se cumplen.

Tampoco me parece, que se pueda considerar este proceso, como uno lineal, sin titubeos, incertidumbres o retrocesos. Un alto funcionario del gobierno, acaba de explicarnos en una reunión por demás aleccionadora, que en su criterio hay dos tiempos de este periodo reciente.

Dos tiempos políticos. Uno, posterior a la decisión pacificadora en Chiapas, que fue de clara apertura, avance y conciliación. Y uno segundo, posterior al asesinato de Luis Donaldo Colosio, que ha dado lugar a endurecimientos, a resistencias que antes no se expresaban; entre esas tesis y esa antítesis, todavía no encontramos la síntesis; vamos a buscarla en principio la semana que viene, entonces, sabremos a dónde vamos, y al final, será en agosto que los mexicanos y la conciencia universal entera, sabrán en qué quedaron en definitiva, los propósitos de enmienda y de transformación.

Hemos apoyado y apoyamos esta reforma, pero no podríamos prestarnos en modo alguno, a que se afirmara que son una culminación, que son suficientes y que queda muy poco por avanzar. Lo contrario es lo cierto, ahí está la agenda que ayer nos presentaron, no cabe en una semana de negociaciones mañana y tarde. Son muchos más los temas que están por delante, de aquellos que ya finiquitamos. Y hablo de la agenda firmada y aprobada, lo contrario no es conocer la negociación, lo que obviamente no es su caso.

Qué bueno que esos fantasmas se evaporaron. Quiero reconocer, que usted en lo personal, como parlamentaria preocupada por la evolución de las instituciones políticas internacionales, tuvo desde hace tiempo interés positivo en la observación internacional.

Sé de sus conversaciones con altos funcionarios de la organización de las Naciones Unidas y conozco sus opiniones vertidas en favor de que se acepte, como finalmente se ha hecho esta realidad ineluctable y hasta esperanzadora en muchos sentidos.

Por eso no entiendo la ambivalencia de querer avanzar de censurar a priori a quienes queremos avances mayores, más claros y sustantivos.

Yo no he hablado de fraude perfecto. No soy novelista peruano, no fui candidato a la presidencia de ese país. Fue Mario Vargas Llosa, quien habló en esos términos; ciertamente por analogía literaria con el llamado crimen perfecto que deja muy poca huella y en el que a veces no se sabe ni a quién mataron.

En este caso, y en el caso de todas las imperfecciones electorales, hay anomalías y excesos que son públicos y notorios; y hay otros que son ocultos y disimulados. Nuestro propósito, y creo que el de todos los mexicanos conscientes, es evitar tanto los unos como los otros. Si ha habido un uso indebido por procedimientos cibernéncos del padrón electoral.

Nos decía el jefe de la oficina internacional de observación, de las Naciones Unidas, que eso ocurre en otros países también, en distintas proporciones. Hay muertos que votan y sin que mal de muchos, sea consuelo de algunos. Los mismos técnicos nos decían que en muchos países los muertos votan, y que la última recomendación de la organización, en sus servicios de asistencia técnica, es que se entierre a los cadáveres con la credencial electoral en el pecho, aunque esto parezca chusco, es así.

Lo que importa es el nivel, la frecuencia y el alcance de esas anomalías. De modo que afecten poco, mucho o de manera definitiva los resultados electorales.

Y lo importante, al decir de los expertos, con los cuales tenemos, gracias a la decisión tomada cada día mayor relación, es que el gobierno no sea cómplice de esas anomalías. Y ese es el problema fundamental, afirman los expertos, que han supervisado elecciones en más de 40 países, que donde hay fraude y falta de controles todo mundo trata de despacharse con la cuchara grande, mediana o pequeña. Que sólo instituciones electorales muy bien concebidas, mecanismos de observación, control y vigilancia bien diseñados y practicados desalientan a los defraudadores, que pueden venir de cualquier horizonte.

Pero que lo radicalmente anómalo, y lo que además como usted sabe los hizo dudar durante algunas semanas de aceptar la invitación que les formulamos, es que el gobierno, las instancias del poder público, sean cómplices y actores de esas irregularidades. Eso es lo que resulta inadmisible y lo que produce o debe generar legal e indefectiblemente la anulación de los comicios.

Eso es lo que todos deberíamos tratar de evitar. Hemos dicho desde siempre al gobierno y fue el tema central de la conversación única que hace tiempo sostuve con el Jefe del Ejecutivo, que lo fundamental es asegurar la imparcialidad de todas las instancias del poder público en los procesos electorales.

Y ese es el camino que estamos andando. No podemos afirmar que esté del todo transitado. Cuando las diferencias de gasto, por ejemplo en las campañas electorales son tan abismales; cuando nos hemos encontrado filas y filas de transportes último modelo estacionados, incluso en las rutas de alta velocidad; cuando hace apenas dos domingos acudimos al muro y habían sido obligadamente sacados los empleados para acudir a actos proselitistas; cuando todavía tenemos el desarrollo de programas públicos que están de modo obvio y directo conectados con el proceso electoral.

En efecto, no era necesario gastar billones en una credencial electoral. Pero quién se negó a adoptar una solución definitiva; el gobierno, su partido y el de Acción Nacional. ¿Cuál fue nuestra propuesta? El registro nacional ciudadano definitivo con un solo gasto y para siempre. Propuesta que hace años hemos formulado; de la que he hablado numerosas ocasiones en esta tribuna. Ciertamente se concedió que figuraba en la ley y que pudiera entrar en vigor después del 94.

Aquí autorizamos, con consenso, el primer consenso en materia política que tuvimos, la reforma del capítulo respectivo de la ley General de Población con ese objeto. El argumento de usted fue el nuestro, señora Senadora. Para qué incurrir en este enorme gasto si podemos de inmediato ir a un registro nacional ciudadano y falsificado.

Por razones de otro tipo y de otro tiempo, se prefirió una modalidad intermedia. Esta modalidad tiene ventajas que no podemos negar; es costosa y no tomó su complemento indispensable, propio, del modelo original que es del Estado de Baja California, la fotografía en la lista electoral.

No quisiera extenderme en otros temas; quisiera que más bien nos enfrentáramos a las tareas del futuro, que no traigamos a la tribuna reproches infundados, que no se afirme aquí que siempre se quiso hacer, pero que nosotros estábamos excluidos. La verdad es la contraria: Estas reformas no quisieron introducirse en el pasado. Ahora se ha decidido un nuevo eje de relaciones políticas, que no puede ser otro que diálogo abierto, franco entre la oposición y el gobierno. Ojalá y no lo abandonemos; y ojalá refrendemos, mañana con hechos, nuestras palabras de hoy. Muchas gracias.

-El C. Presidente: Para alusiones personales, tiene la plabra la C. Senadora Silvia Hernández.

-La C. Senadora Silvia Hernández: Señor Presidente muy distinguidos colegas: Realmente me apena que la expresión de nuestras diferencias produzcan tal enojo. Y como justamente estamos en otra época y queremos otro tono, yo no quisiera que se mantuviera esta línea en la cual solamente las expresiones propias merecen respeto.

Ojalá no haya enojo en un proceso difícil de construcción de confianzas. Me veo obligada a hacer algunas aclaraciones, porque se ha señalado que plantee exactitudes.

La del 89-90, que señala el Senador, y creo que no me dejarán mentir, vamos a coincidir en ello, la reforma del 89-90 si hizo y logró que el PRD participara no en una parte de la negociación, participara en toda la negociación. Me falla la memoria y solamente tengo un elemento; sé qe me va a ayudar el Senador para acordarme del otro; pero en el último momento el PRD decidió salirse de la negociación por dos razones.

Está escrito y hay manera de documentarlo. Como estoy cierta de lo que digo, quiero abonar en ello diciendo que una de las razones era justamente el planteamiento que el PRD hacía para la doble insaculación de los funcionarios de casilla. Pasaron cinco años y hoy está en la reforma, efectivamente porque el PRD lo propuso, y qué bueno que lo propuso, si este es un elemento que le va a dar confianza a la composición de las mesas directivas, no tenemos ninguna objeción en tomarlo.

En aquel momento la tuvimos, pero así es el proceso; se camina, se anda y se desanda, y en este caso, en 89 un planteamiento que nos fue inadmisible, hoy nos resultó razonable, oportuno y adecuado, y por eso esta ahí.

Pero yo quisiera decir que así como se cambia de opinión en razón del momento, también hay que acreditar que la realidad impone claridad, para el entendimiento de las reglas vigentes.

Por ejemplo mencioné en mi texto que hace muy poco tiempo, por cierto, creo que no va más allá del año pasado, muy destacados militantes del PRD defendieron de una manera muy beligerante, y por tanto diría yo muy respetable, el que los procesos electorales no debieran ser desarrollados por el gobierno, decían, sino deberían de hacerse por los partidos políticos; esa era la posición del PRD, el año pasado. hoy, es que deben ser los ciudadanos.

Pregunto yo, ¿es que hay una inconsistencia ideológica? No, es que la evolución nos va haciendo cambiar, es que en el momento en que ellos planteaban que los partidos políticos debieran ser los únicos, decían, responsables de organizar las elecciones; estaban alimentados de otros elementos que hoy han sido rebasados. Y qué bien, qué positivo que llegáramos a un punto de acuerdo en algo que por cierto no se había planteado nunca con la consistencia que hoy se recogió, y que implica no solamente que no sean los partidos los que organicen y se hagan responsables de las elecciones, sino que contribuyan y opinen, pero retiren su voto en la toma de las decisiones.

Esto que ahora se exalta, como la ciudadanización de los órganos electorales, es algo a lo que hemos concurrido todos después de analizar y autocriticar nuestras propias posiciones.

Quiero decir que usé la palabra ceder, pero también usé la palabra conceder, que usé la palabra fuerza, pero no me referí a los músculos, dije fuerza electoral; y para decir un modo mexicano, aquí y en China, la fuerza electoral tiene reconocimiento a veces, no lo iba a decir, pero el debate lo propicia, inclusive en el acceeso a los medios.

Hace un ratito estaba yo pendiente de otra ponencia en esta tribuna, en la que se decía que los partidos políticos deberían tener acceso igual a los medios.

La palabra igual, sustituida por la palabra equitativo es más correcta, porque hay un debate aún no cerrado, no quiero abrirlo hoy, simplemente porque se mencionó lo comento, si los partidos que consiguen el 1.5 por ciento de la votacón, debieran tener tantos minutos o programas en la televisión como aquellos que rebasan los treintas o los cuarentas por cientos.

Sí es verdad, en otros países hay un trato igual, pero también es verdad que los resultados electorales se dirimen con diferencias de un punto, a veces de menos, de dos o de tres, cuando la mayoría y la minoría se diferencia con franjas tan pequeñas, se hacen gobiernos de composición y son naturales, algunas veces aún en esas diferencias se toman gobiernos de un sólo partido.

Yo quisiera decir que he tenido el interés de estudiar esta materia, y sé que no es válido nunca argumentar que en todo el mundo las cosas son de cierta manera, no es así, cada país se va dando su sistema electoral de acuerdo a lo que resulta del concierto de voces y opiniones de los que participan.

Cuando dije que las reformas pasadas eran la base, eso quise decir, quise decir que eran la base, no que fueran perfectas, si hubieran sido perfectas no hubieran sido motivo de la reforma, y la reforma convocó al PRD, al PAN, al PRI, por cierto a todos, no todos acudieron, no todos participaron de la misma manera, pero si hubieran sido perfectas no estarían en reforma hoy.

Sin embargo no es el caso de la LOPPE y el COFlPE; no es el caso en el cual abandonamos la Ley de Organizaciones Políticas y Procedimientos Electorales, para sustituirlo por un código y entonces si diría yo, se abrogó totalmente para ser una cosa nueva, a eso me refería, eso quise decir. Si mi lenguaje no fue claro, ofrezco una disculpa, pero creo que no tendría que hacerla, ese era el sentido del texto.

A veces me apena, y ustedes saben, él también, que el Senador Muñoz Ledo y yo tenemos una vieja amistad que honramos, que esa amistad nos permite conversar siempre con amabilidad y con respeto, aunque a veces me quedo con las ganas de decir, que la atención con la que yo lo veo, desde mi escaño, no se parece a la que él me presta a veces cuando hablo.

Que cuando vengo a la tribuna y me anuncia de bajada, que tiene prisa porque se va, me pone un poco incómoda.

Hoy me vi en la obligación de decirle, yo también de bajada, que tenía un compromiso para comer, que ojalá no tuviera él la prisa, que nos impidiera conversar, como se debe en este proceso de construcción de confianza.

Quiero decir que yo no me estoy sumando a quienes creen en triunfos anticipados, no, no, pero tampoco acepto, ya me parece que nadie debiera aceptar, a quienes sostienen fraudes anticipados.

Quisiera que la lengua, que la gramática, que la semántica, y que la razón política nos haga diferencias entre anomalía, irregularidad, defecto de fraude.

No prolongo, por mi parte, salvo que fuera necesario mi participación, pero yo también quiero dejar aclarada una cosa. Para mí sí es inadmisible, y lo quiero sostener aquí, que se diga en la tribuna del Senado, que la duda que tenían las Naciones Unidas en venir estaba fincada en una sospecha de que el gobierno participara de una elaboración premeditada de fraude.

Con el señor Horacio Boneo me liga una relación vieja; algún día el Senador Muñoz Ledo me dijo, que sabía que nos pisábamos los talones, que en mi trabajo internacional yo llegaba a una oficina y sabía, él, porque llegaría después, o viceversa, y en esa pisada de talones varias veces supimos ambos que visitábamos a Horacio Boneo en las Naciones Unidas, y eso me permitió esta vez cuando nos visitó, no tener solamente la relación formal de atenderle con cortesía en el Senado.
Cenamos juntos, conversamos dos veces, y les puedo decir, "acoto", puede ser que lo que me dijo a mí sea complementario de lo que le dijo a otros, pero como lo que me dijo a mí es tan esencialmente distinto a lo que aquí señala el Senador, lo quiero aclarar, él dijo que si algún temor albergaba a las Naciones Unidas en venir a generar un apoyo de asistencia técnica, a los observadores nacionales, era porque había observado que las uniones que se han enlazado, y forman redes hoy, por cierto pequeñas, no suficientemente amplias, pareciera, dijoo, uso correctamente en su tiempo el verbo, pareciera que no gozaban de plena neutralidad, que veían en esas redes muchos componentes, sino partidarios que pudieran hacer suponer que la observación no fuera a ser imparcial y neutral, y que si eso sucediera pondrían en entredicho el nombre de las Naciones Unidas, y que a eso la agenda no se podría sumar.

Lo quise señalar porque es puntual, porque es importante y no solamente con el deseo de detenerles.

Sin enojo, sí me sé enojar, pero en este proceso creo que vale la pena un cierto autocontrol; sin enojo quiero ser congruente con el esfuerzo que hemos hecho todos.

Quiero decir que nuestro discurso de cesión, concesión, concertación, consenso, casi siempre le pone el 'co' para decir que es entre varios.

Yo estoy en la parte que en mi partido ha tenido por años el deseo de avanzar en la vida democrática del país. Y estoy convencida sin enojos lo seguiré haciendo, con mi afecto para mis colegas antiguos y siempre mis amigos de manera que podamos construir la confianza necesaria para avanzar. Y creo que en eso estamos. Muchas graciaes.

-El C. Presidente: Tiene la palabra el señor Senador Muñoz Ledo.

-El C. Senador Porfirio Muñoz Ledo: Seré breve. Con su venia, señor Presidente: Si no hubiese memoria parlamentaria y prensa escrita, televisiva y radiofónica que va a recoger este debate, quizás sería innecesario subir una vez más a la tribuna. Lo hago con la brevedad que el tiempo lo impone.

La palabra "enojo" creo que no define ni remotamente mi actitud de hoy en esta tribuna. Sí reaccioné con sorpresa y hasta con enfado porque no entiendo cómo en una decisión de consenso y en un voto unánime, se quieran encontar diferencias. Aunque las tenemos en muchos campos se trataba de concentrarnos en lo esencial. Bastante difícil es llegar a consensos políticos entre la mayoría y la oposición, como para que no los honremos de algún modo subrayando, por alguna vez, las coincidenciasy dejando para otro momento las divergencias.

El autocontrol tiene muchas acepciones. Debe haber autocontrol político; autocontrol verbal; autocontrol mental e incluso autocontrol temporal.

Frecuentemente se me censura en esta tribuna por tener actividades simultáneas; las tengo y son inevitables. Hace dos horas empezó una reunión importante que debiera presidir del Comité Ejecutivo Nacional de mi partido; suponía que habría un sólo debate y habíamos pensado que fuera temprano para salir antes de la una.

Yo quiero decirlo de modo claro, no hay en los anales de este Senado de la República, en ningún tiempo, ningún otro caso, del presidente nacional de un partido que asuma plenamente su responsabilidad parlamentaria en todos los debates. Ello es obligado por la dimensión de nuestra fracción parlamentaria y por el hecho de que mi distinguido colega es el coordinador nacional de una campaña presidencial. No podríamos estar ausentes de ningún debate. Ello evidentemente representa complicaciones que espero sean comprensibles y hasta excusadas.

Yo no estaría de acuerdo, tampoco, en el argumento "lo que hoy es bueno, lo que ayer no lo era" y que por razones de oportunidad hoy tengamos una decisión o una serie de decisiones que se puede probar son muy distantes y hasta opuestas de las que se tenían antes, la Donna Inmobile, pero los partidos no debieran serlo. La explicación es otra. Este ha sido un proceso político complejo; la situación del país ha cambiado; la actitud del gobierno también en muchos aspectos. No lo censuramos, lo reconocemos, pero no es aceptable que se diga que no se cambió cuando en verdad se toman posiciones distintas.

La tesis de que la fuerza electoral es definitoria en las transiciones democráticas, sería desmentida en el más soberano análisis de todos aquellos casos en que se ha transitado pacíficamente de un sistema político a otro. En todos ellos las fuerzas emergentes tenían muy poca o ninguna fuerza parlamentaria. Las razones por las que se convienen las transiciones no tienen que ver con la mayoría de los votos en los Congresos, sino con la decisión de negociar con los actores reales de los procesos políticos.

Afirmar que la reforma actual tiene como base la anterior, no deja de ser una frase carente de sentido. Todas las reformas que hemos adoptado van en un sentido opuesto a las que se habían aprobado en años anteriores.

La idea muchas veces repetida de que nos ausentamos de las negociaciones anteriores, no merecería ya mayor comentario. Simplemente quiero decir que en 89 solicitamos en el último momento una reunión con la alta dirigencia del Partido Revolucionario Institucional que duró un día, para ver si podíamos convenir en dos o tres aspectos fundamentales. Quedamos de llamarnos al principio de la semana siguiente y nos enteramos por los diarios que en algún lugar desconocido habían llegado a acuerdos con el Partido Acción Nacional. A lo que le llamamos entonces "Acuerdos de Trastienda" o "Arreglo Cordobés".

Esta es la historia y no hay razón para alterarla.

En cuanto a que irregularidad y anomalía no se confunda con fraude, cualquier abogado y en particular cualquier penalista, sabe cuando una anomalía se convierte en fraude, por los instrumentos que se usan y por la intención dolosa. Por lo tanto, la frontera es muy delgada entre uno y otro.

Yo terminaría diciendo que ciertamente las Naciones Unidas tuvieron dudas, que no han del todo superado, y que tal vez se retengan de conversaciones los trozos que mejor convienen a nuestras propias perspectivas.

En mi caso, no tengo duda, porque las conversaciones diplomáticas -y no he perdido la costumbre- deben ser conversaciones anotadas. Las dudas de la organización eran tres: Primero, el tiempo. No suelen embarcarse en operaciones de supervisión con menos de un año. Segundo, los recursos materiales, que son cuantiosos, y tercero, su duda, tanto respecto del involucrarniento del gobierno en las anomalías como también de la buena voluntad de la oposición para llevar a cabo una corrección pacífica de las deficiencias.

Es porque les hemos dado garantías en los dos últimos aspectos que han aceptado enviar representantes. Como no tienen el tiempo, ni los recursos, se ha optado por esas dos modalidades particulares. Asistencia técnica y apoyo a organizaciones preexistentes.

Ojalá y el término de este debate arroje un balance positivo e ilustrativo; y ojalá y en el futuro no tengamos miedo a las coincidencias. Ni modo, podemos también estar de acuerdo y ojalá lo estemos en muchas cosas. Muchas gracias.

-El C. Presidente: Tiene la palabra el señor Senador Netzahualcóyotl de la Vega García.

-El C. Senador Netzahualcóyotl de la Vega García: Con el debido respeto, señor Presidente.

Realmente lo que vengo a solicitarle es que se declare suficientemente discutido este dictamen. En verdad que ha sido largo el camino, que no es fácil ponerse de acuerdo, en verdad no es fácil tampoco superar y convertir las desconfianzas en confianzas, las incredulidades en credibilidad, y los antagonismos en diálogo.

No es fácil sentarse a la mesa y discutir, sobre todo, una reforma legal que viene a darnos credibilidad en un proceso electoral. Yo solamente haría un llamado a los señores Senadores, que me han antecedido en el uso de la palabra, que no haya malos entendidos, que no por frases, por retóricas o por semánticas, pudieran, todavía incidir en las viejas divisiones que afortunadamente, aparentemente se van superando.

Solamente quisiera distraerlos un momento con el último párrafo del dictamen, que dice: "En el marco del clima del diálogo, que impera entre las distintas fuerzas políticas nacionales, para fortalecer las condiciones de convivencia democrática que impulse la madurez cívica del pueblo mexicano, para el proceso electoral en que nos encontramos inmersos". Creo que solamente la lectura de este párrafo nos da el hecho de que el dictamen recoge, no solamente los esfuerzos, sino la buena disposición de paz, de civilidad, de no violencia, que afortunadamente se derivó, como deciá el Senador Muñoz Ledo, y con toda razón, desde el pacto que se firmara por los partidos políticos, los presidentes de los partidos y los candidatos de los partidos.

Les quiero suplicar, señor Presidente, se solicite a este Honorable Senado, su autorización para que se termine la discusión de este dictamen.

-El C. Presidente: Por no haber impugnación al dictamen, sírvase la Secretaría, reservar el proyecto para su votación nominal conjunta y ponerlo a discusión en lo particular.

-EI C. Secretario Delgado Caloca: Sí, señor Presidente. Por disposición de la Presidencia, se reserva para su votación nominal conjunta en lo general y en lo particular.

-Está a discusión en lo particular.

-El C. Presidente: Está a discusión en lo particular. Se abre el registro de oradores. Por no haber quien haga uso de la palabra, sírvase la Secretaría, recoger la votación nominal conjunta en lo general y en lo particular del proyecto.

-El C. Secretario Delgado Caloca: Se ruega al personal administrativo hacer los anuncios correspondientes a los ciudadanos Senadores que se encuentren fuera del salón, a efecto de recoger la votación nominal conjunta en lo general y en lo particular.

(El personal administrativo cumple)

Se procede a recoger la votación nominal.

-La recibe por la afirmativa, Senador Delgado.

-El C. Secretario Jorge Adolfo Vega Camacho: Por la negativa, Senador Jorge Adolfo Vega.

(Se recoge la votación)

-El C. Secretario Justino Delgado Caloca: Aprobado en lo general y en lo particular por 45 votos.

-El C. Presidente: Pasa al Ejecutivo de la Unión para los efectos constitucionales.


 




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