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Fecha de publicación: 12/01/2001
Categoría: LEY

PROCESOS LEGISLATIVOS
DISCUSION/REVISORA
CAMARA REVISORA: SENADORES
DISCUSION
MÉXICO, .D.F., A 21 DE DICIEMBRE DEL 2000


- LA C. SECRETARIA CASTELLANOS CORTES: Con mucho gusto, señor Presidente.
Por disposición de la Presidencia, se consulta a la Asamblea, en votación económica, si se dispensa la Segunda Lectura del Dictamen.
Quienes estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo poniéndose de pie.

( LA ASAMBLEA ASIENTE )

Quienes estén por la negativa, favor de manifestarlo.

( LA ASAMBLEA NO ASIENTE )

Sí se dispensa la Segunda Lectura, señor Presidente.

- EL C. PRESIDENTE: Con fundamento en lo dispuesto por el artículo 97 del Reglamento para el Gobierno Interior, solicito a la Secretaría consulte a la Asamblea, en votación económica, si autoriza que la discusión del Dictamen se realice en lo general y en lo particular en un solo acto.

- LA C. SECRETARIA CASTELLANOS CORTES: Por disposición de la Presidencia, se consulta a la Asamblea, en votación económica, si autoriza que la discusión se realice en lo general y en lo particular en un solo acto.

Quienes estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo poniéndose de pie.

( LA ASAMBLEA ASIENTE )

Quienes estén por la negativa, favor de ponerse de pie.

( LA ASAMBLEA NO ASIENTE )

Sí se autoriza, señor Presidente.

- EL C. PRESIDENTE: Por autorización de la Asamblea, está a discusión en lo general y en lo particular el Dictamen con Proyecto de Decreto.

Esta Presidencia con fundamento en lo dispuesto por el artículo 96 del Reglamento para el Gobierno Interior, hace del conocimiento de la Asamblea que para la discusión en lo general y en lo particular del Dictamen se han inscrito las siguientes señoras senadoras: Verónica Velasco Rodríguez, María del Carmen Ramírez García, Susana Stephenson Pérez y Aracely Escalante Jasso.

Tiene la palabra hasta por 10 minutos la señora Senadora Verónica Velasco Rodríguez, del grupo parlamentario del Partido Verde Ecologista de México.

- LA C. SENADORA VERONICA VELASCO RODRIGUEZ: Gracias, señor Presidente. Compañeras Senadoras, compañeros Senadores:

En el Partido Verde Ecologista de México nos hemos percatado que la mujer necesita un lugar y un espacio para defender sus derechos, por lo que las mujeres hemos luchado en el ámbito de partido y en el ámbito de Estado con el fin de obtener un Instituto Nacional para la Mujer.

El Partido Verde siempre ha pugnado porque las mujeres participen en todos los ámbitos y este es un espacio que se nos abre para continuar trabajando con este propósito.

Nuestro partido, desde sus orígenes, ha defendido y ha establecido como principio de nuestra actuación política, una relación de equidad entre hombres y mujeres, caracterizándose por ser un Instituto político que en sus principios fundamentales sostiene la igualdad de oportunidades en ambos géneros.

Prueba de ello, es la representación de mujeres verdes en el Congreso de la Unión; 50% de la representación en la Cámara de Diputados, y 80% en esta soberanía.

La equidad y género, para el Partido Verde Ecologista de México no es, entonces, un simple discurso político, ni bandera electoral. Es una realidad que se confirma día a día en sus deferentes áreas.

Sabemos que en nuestro país se han instrumentado mecanismos institucionales que generaron la promoción de las primeras políticas públicas con enfoque de género, al interior de distintas dependencias de la administración pública federal, y han sentado las bases para la difusión y sensibilización de los temas que, de manera directa, atañen y afectan a las mujeres en sus ámbitos familiar, social, laboral y político.

Hoy, nos encontramos ante la posibilidad de crear un organismo investido de poder real, cuya relación con las Secretarías de Estado garantice la creación y promoción de programas con visión de género.

Ahora, en esta LVIII Legislatura, y en especial al interior de la Comisión de Equidad y Género, se ha dado un intenso proceso político, y jurídico, en el que se han logrado incluir las diferentes propuestas, buscando la creación del Instituto como organismo público descentralizado, de donde esperamos muchos frutos, e impactos positivos en la vida nacional.

Por eso, nos congratulamos de la creación de esta ley donde se refleja la pluralidad que no permitirá queden estancados proyectos importantes por cuestiones políticas.

Lo que se ha logrado es un verdadero logro para las mujeres de todo el país. El Instituto Nacional de Mujeres, será un espacio donde se congreguen mujeres de diferentes ideologías y con distintas preocupaciones, y donde nosotras podamos dirimir nuestras diferencias, e incluir a todas en el trabajo político social del país.

Sin duda, la creación del Instituto refleja un avance en las agendas del Legislativo y del Ejecutivo, ya que en su estructura se integra, de manera corresponsable, la participación de las organizaciones de ciudadanas que, desde hace varios años, atienden los problemas en torno a las mujeres y a la familia.

Porque el Instituto es una expresión de las nuevas formas de cooperación que se gestan en nuestro país, y porque también es símbolo de la nueva cultura política que nace hoy en México.

La ley que crea el Instituto Nacional de las Mujeres, dará vida a una institución que se ocupará de impulsar, y fortalecer, las políticas públicas y las acciones de la sociedad a favor de la igualdad jurídica y de la equidad y género.

De cara a las mujeres, este Instituto deberá responder, formulando propuestas y colaborando con los tres poderes de la unión y con la sociedad para convertir en hechos el hecho y el derecho de igualdad ante la ley.

Para responder a esta gran expectativa y lograr su misión, el Instituto además de contar con las atribuciones y la estructura orgánica y funcional que define la ley, deberá contar con la disponibilidad de recursos.

El reto inmediato es introducir, de manera irreversible y general, la perspectiva de género en todos los ámbitos de la vida política, social, económica, familiar y personal. Debemos actuar con firmeza para diferenciar necesidades con un criterio de equidad atenderlas.

En el Partido Verde, estamos convencidos que la condición de todas las mujeres sólo mejorará en la medida que con autonomía definamos un proyecto de desarrollo compatible con la democratización de la sociedad en general. De igual manera, deberemos garantizar que en toda política pública se tome debida cuenta de nuestros puntos de vista y del impacto que sobre nosotras tendrán estas decisiones.

Reconocemos la contribución que han hecho las mujeres en los temas nacionales, tales como haber impulsado el sufragio femenino y su participación en los debates y en el proceso, que derivó en las reformas aprobadas por el Congreso Federal en 1952, y que posteriormente, y de manera constante, sigue impulsándose en promoción política de las mujeres y su participación en el proceso de democratización social.

Más aún, hemos venido participando en la construcción de órganos facultativos al interior del Poder Legislativo, como son las Comisiones de Equidad y Género, que serán la base -sin duda-, sobre la cual deberemos impulsar futuras transformaciones.

Por ello, es indispensable garantizar el acceso a la educación para todas las mujeres mexicanas, ya que la preparación profesional es una herramienta que contribuye a crear una conciencia de igualdad al eliminar los prejuicios e impulsar a las mujeres para que luchemos para ocupar mejores posiciones dentro de la sociedad.

Compañeros legisladores:

Históricamente la participación de las mujeres ha sido difícil en muchos ámbitos de la vida política y social, pero también han sido las propias mujeres las que, uniendo sus voces, han ido encontrando su propio espacio y el reconocimiento y lugar en la historia. La historia de nuestras reivindicaciones como mujeres es larga y prodigiosa.

Nuestra Nación ha visto nacer y desarrollarse a grandes personalidades femeninas que han participado, de manera ilustre, en la evolución de la vida social, política y económica. Igualmente trascendente ha sido la contribución de las mujeres al avance de la ciencia, el arte y la tecnología.

En suma, su aportación ha sido enorme para el fortalecimiento y la consolidación de nuestra identidad nacional.

Reconocemos que en el empeño por mejorar nuestra condición no ha habido concesiones. Hemos ido aprendiendo a reconocernos con dignidad y a desarrollarnos en espacios tradicionalmente reservados al hombre. Nos hemos vinculado con los procesos políticos y sociales, haciendo sentir nuestra presencia y logrando que nuestra voz sea escuchada y nuestros intereses y necesidades articulados en función de nuestro género.

Las mujeres mexicanas hemos luchado con tesón para obtener el lugar que nos corresponde en la vida pública, y en los procesos de toma de decisión, en la investigación científica y en la creación artística.

No ha sido fácil darle presencia a nuestros intereses y necesidades de participación. Sin embargo, con nuestra perseverancia, hemos transformado una larga tradición de exclusión hacia las mujeres, al tiempo que hemos sabido también construir con éxito, una cultura de equidad entre los géneros.

El Partido Verde quiere hacer un reconocimiento al esfuerzo y la tenacidad de todas y cada una de estas mujeres mexicanas, compañeras de los distintos partidos políticos, de organizaciones civiles, de los sindicatos, de las organizaciones sociales y populares, y de la academia que han sumado sus sueños trabajando por nosotros.

Estamos seguras que en el camino habremos de contar también con el valioso apoyo de aquellos hombres progresistas, de buena voluntad, que han sido un factor solidario y creen en la causa de las mujeres, no como algo separado, ni mucho menos como una concesión, sino como la única expresión de la justicia.

Juntos compartiremos la lucha por la igualdad de derechos e igualdad de oportunidades y de trato.

Hoy estamos demostrando que en esta LVIII Legislatura, asumimos, por la vía del consenso, y el diálogo constructivo, el compromiso de trabajar por la equidad entre los géneros, porque expresamos nuestras convicciones éticas en acciones legislativas coherentes con las demandas de la sociedad que exige, en todos los ámbitos, mayores y mejores oportunidades para el desarrollo de sus mujeres y sus hombres. Muchas gracias.

- EL C. PRESIDENTE: Gracias, señora Senadora Velasco.

Se concede el uso de la palabra a la señora Senadora María del Carmen Ramírez García, del Grupo Parlamentario del Partido de la Revolución Democrática.

Tiene la palabra, señora Senadora Ramírez, hasta por 10 minutos.

- LA C. SENADORA MARIA DEL CARMEN RAMIREZ GARCIA: Agradezco la presencia de reconocidas mujeres y luchadoras sociales. Con su permiso, señor Presidente; compañeras senadoras; compañeros senadores:

Como toda medida legal afirmativa destinada a corregir disparidades el dictamen que aprueba la creación del Instituto Nacional de las Mujeres tendrá la duración que la sociedad requiera hasta que quede plenamente consolidada a la equidad entre hombres y mujeres.

Este caso ejemplifica claramente la exclusión que vive la mayoría de las mujeres en las actividades públicas y privadas en donde se presenta la competencia con los hombres. Es por ello imprescindible evitar que siga funcionando como norma no escrita la discriminación y la marginación en la toma de decisiones.

Por este motivo, es indispensable fomentar la adopción de políticas públicas que garanticen que las mujeres tendrán oportunidades iguales a los hombres. El Grupo Parlamentario de la Revolución Democrática en el Senado de la República considera que la introducción de una perspectiva de género en las políticas públicas significa la promoción de la igualdad, y por lo tanto reduce las causas y efectos de discriminación.

Para que el diseño e implementación de las políticas públicas permita la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres es importante la creación de una institución específica, a través de la cual se difundan las ideas de equidad de género y se desarrollen programas y acciones en beneficio de la mujer.

La creación del Instituto Nacional de las Mujeres deberá convertirse en un espacio institucional que permita la organización y participación de las mujeres para apoyar el cumplimiento de sus demandas. Asimismo, para asegurar que sus puntos de vista sobre los asuntos públicos sean tomados en cuenta.

Así las decisiones en nuestro país deberán reflejar la pluralidad de sus habitantes, por lo tanto las mujeres deberán ser, en la misma proporción que los hombres, parte fundamental en la definición del México democrático que todo queremos. La palabra de todas las mujeres debe de ser escuchada, los intereses de las niñas, de las jóvenes, de las mujeres de la tercera edad, de las trabajadoras, de las campesinas, de las amas de casa, de las madres, de las luchadoras sociales y de las indígenas deben ser respetados.

En cada decisión las mujeres deben ser tomadas en cuenta, no nos olvidemos del punto de vista de las mujeres indígenas, ellas sufren la doble marginación de la que son objeto. A partir de la violencia y acoso en razón de género por parte de todos los sectores de la sociedad, tanto de los hombres, como de las autoridades y de los patrones de las empresas o tierras donde trabajan.

Es nuestro deseo que desde el Instituto Nacional de las Mujeres se realicen esfuerzos sistemáticos para redistribuir en forma más justa los recursos entre hombres y mujeres. En el Partido de la Revolución Democrática estamos conscientes que las políticas de género constituyen un estímulo importante a la modernización y democratización de nuestra sociedad.

Estamos ciertas que el carácter multicausal de las desigualdades de género exige la elaboración de políticas integrales y un esfuerzo de coordinación permanente entre los distintos sectores.

Las mujeres, como bien lo señala la exposición de motivos, requieren para el desarrollo pleno de sus potencialidades, tanto de condiciones favorables en su entorno familiar y comunitario, como de espacios públicos, ambos para la plena realización activa de las mujeres en la vida económica, política y social.

Estas palabras muestran los severos problemas de marginación que todavía vivimos las mujeres mexicanas. Con la creación del Instituto Nacional de las Mujeres daremos los pasos necesarios para romper con las cárceles mentales que todavía persisten en nuestra vida social, y que todavía no nos cancelan la posibilidad de llegar a un futuro sin distinciones de género.

La sociedad mexicana entra al siglo XXI con nuevas expectativas en lo económico, en lo político y en lo social. Los cambios que esta misma sociedad ha comenzado a generar se deben ver plasmados en realidades inobjetables y concretas.

Las mujeres hemos luchado durante casi todo el siglo XX por la reivindicación de nuestros derechos. Los movimientos sociales de mujeres, tanto nacionales como internacionales, han tenido la virtud de lograr a través de la acción pública el reconocimiento de los derechos humanos y la incorporación al debate de temas estratégicos, como es el caso del papel del Estado en la corrección de las desigualdades de género.

Igualmente han contribuido al debate sobre la participación de la sociedad civil en la formulación de políticas públicas. En este sentido los adelantos logrados en materia de igualdad de género han contribuido de hecho a atenuar la reproducción generacional de las desigualdades.

Sin embargo, en el caso de las mujeres mexicanas se mantiene una brecha entre los géneros que afecta sobre todas las mujeres campesinas, obreras e indígenas. La igualdad que hoy exigimos las mujeres es un derecho que nos hemos ganado en la lucha diría para beneficio propio, pero también para beneficio de la sociedad en su conjunto.

Es indiscutible que en una sociedad igualitaria las posibilidades de desarrollo para todos y todas se alcanzan con mayor facilidad. La discriminación y la marginación son barreras para lograr una sociedad justa y con equidad.

Es por eso que la creación del Instituto Nacional de las Mujeres constituirá un gran avance para la mujer mexicana, porque representa el punto de partida para la transformación de millones de mujeres que viven hoy día en la marginación y el abandono.

Hoy es tiempo de cumplir con las funciones de garantizar, apoyar y difundir los derechos de las mujeres consagrados en las declaraciones y convenciones internacionales. Así como la Constitución Política donde se señala, entre otros, en el artículo 4º, que el varón y la mujer son iguales ante la ley.

No podemos dejar pasar la oportunidad de avanzar en la igualdad de géneros, el gran anhelo de la igualdad en todos los campos es el gran anhelo del pueblo mexicano. Muchas gracias.

- EL C. PRESIDENTE: Gracias, señora Senadora Ramírez. Se concede el uso de la palabra a la señora Senadora Susana Stephenson del Grupo Parlamentario de Acción Nacional.

- LA C. SENADORA SUSANA STEPHENSON PEREZ: Con el permiso de la Presidencia; compañeras senadoras; compañeros senadores; mujeres solidarias que hoy nos acompañan; amigas:

El proceso de búsqueda de equidad ha sido un tema de especial interés en los últimos años, sin embargo, no es nuevo el hecho de que las mujeres hemos estado buscando la consecución de ese logro desde mucho tiempo atrás.

En nuestro país la demanda de condiciones de igualdad de trato y de oportunidades entre los géneros ha venido incrementándose en virtud de que pertenecemos a una sociedad cada vez más informada y con necesidades de participación igualitaria más acentuadas.

Junto con esta evolución se ha venido gestando, tanto al interior de la sociedad civil, como de las instituciones que la representan y gobiernan, procesos transformadores que han devenido en la creación de instancias de impulso y reconocimiento de las necesidades de la mujer y de creación de instrumentos y mecanismos para aplicar soluciones a tales necesidades.

Es en este contexto que al interior del Honorable Senado de la República, los grupos parlamentarios asumimos como compromiso primordial el analizar la situación de las mujeres mexicanas en los diferentes ámbitos del quehacer nacional; mediante la actualización del marco legislativo, procurando que se actúe con una perspectiva de equidad entre hombres y mujeres; así como con la firma de diversos convenios internacionales, destinado a combatir toda forma de discriminación y violencia contra las mujeres y las niñas.

Importante señalar el antecedente que hoy hacen posible una iniciativa como la que nos toca a aprobar. Este se remonta al año de 1974, cuando fue reformada la Constitución General de la República en su artículo cuarto, en el cual se consagró el principio de la igualdad jurídica de las mujeres y de los hombres.

Podemos decir, sin embargo, que la participación en igualdad entre hombres y mujeres, se tradujo en las relaciones y desempeños de la vida pública en un ámbito de escasa equidad.

La necesidad de ampliar los espacios de acción en la toma de decisiones en todos los ámbitos y al más alto nivel, ya sea gubernamental, empresarial, político, sindical o de la sociedad civil organizada, es el espíritu de lo que hoy debatimos y votaremos en este recinto; es la esencia del conjunto de esfuerzos que sustentan la instalación de instituto Nacional de las Mujeres.

En la Comisión de Equidad y Género de la Cámara de Senadores, se percibió siempre un ánimo de coincidencia conceptuales y jurídicas entre sus integrantes; el esfuerzo en la Cámara de Diputados y de su Comisión de Equidad y Género, en donde fue aprobada por unanimidad el dictamen de ley que crea el Instituto, el pasado 29 de noviembre, nos habla del gran interés por contar con un organismo con estas características. Las y los senadores que hemos trabajado en este proyecto, estamos convencidos de la necesidad de la promoción de una nueva cultura de equidad entre géneros. Que permee en nuestras familias, en nuestra sociedad y a los sectores público y privado; dado que ello repercutirá en la formación de ciudadanas y ciudadanos, comprometidos con un México respetuoso, equitativo e igualitario en sus oportunidades de desarrollo; gracias a todas y a todos por su compromiso y solidaridad.

Las estrategias y acciones que de forma transversal implementará el Instituto, constituyen el marco de referencia necesario para orientar en el ámbito de su competencia los esfuerzos de las instituciones, organismos y sectores sociales.

Sin embargo, es necesario modificar las bases jurídicas para dar plena vigencia al compromiso nacional e internacional, de fortalecer los mecanismos existentes en nuestro país para el adelanto de las mujeres, ubicándolas en las instancias más altas de gobierno. Es por ello, que estamos convencidos y convencidas, las y los compañeros senadores del grupo parlamentario del Partido Acción Nacional, de que el Instituto Nacional de las Mujeres, tendrá como objetivo el impulsar y fortalecer el avance de las políticas públicas gubernamentales en sus distintos ámbitos, ya sea la sociedad civil organizada a favor de la igualdad jurídica y la equidad de género.

Asimismo, tendrá la obligación de promover, coordinar, ejecutar y dar seguimiento a las acciones y programas destinados a garantizar la igualdad de oportunidades y de trato entre hombres y mujeres.

Con un espíritu que busque trabajar en todo lo que nos une y que sin ideologizar las posiciones, que impulse toda su energía a favor de la mujer, a favor de México.

Como toda medida legal afirmativa destinada a corregir disparidades, ésta tendrá la duración que la sociedad requiera, hasta garantizar la plena equidad en las relaciones entre hombres y mujeres en nuestro país.

Promoverá la cooperación, la firma y la ratificación de instrumentos en el ámbito internacional, relacionados con el tema de las mujeres y contribuirá en el seguimiento y cumplimiento de las obligaciones contraidas con gobiernos o entidades de otros países y con organismos internacionales para fortalecer las acciones a favor de las mujeres.

Todo ello, nos da un panorama que justifica nuevas acciones dentro de las que es de destacar la presente iniciativa, la que cuenta con el apoyo y compromiso de las y los senadores del grupo parlamentario de Acción Nacional.

En los 61 años de vida de Acción Nacional, la participación política de la mujer ha sido decisiva, ya sea en lo público o hacia la vida interna del partido. Una de sus constantes ha sido la búsqueda del bien común, el fortalecimiento de la dignidad humana a partir de la solidaridad y la subsidiaridad social y familiar.

Desde sus inicios el Partido Acción Nacional ofreció a las mujeres un espacio abierto para luchar por el progreso de la nación. En la ceremonia de fundación de nuestro partido, un miembro del comité organizador dio la bienvenida a las primeras mujeres panistas; es una satisfacción muy grande para mí, en nombre del comité organizador de Acción Nacional ofrecer a las mujeres mexicanas nuestra casa, la sala es pobre y estrecha, no queremos confinarnos a ella; queremos ir a la calle, a las plazas, al ancho campo mexicano; queremos ir a todas las casas de México, holgadas o pequeñas, ricas o pobres, son palacios magníficos mientras en ellas encuentre cuna, refugio, abrigo el hogar mexicano. Verdadero fundamento de la ciudad, de la nación. Vivero real de todas las virtudes que han hecho posible la subsistencia de la patria, a pesar de casi siglo y medio de horrores y traiciones.
Cuando se juega la suerte de la nación, cuando está de por medio la subsistencia misma de los valores, que dan el sentido a la vida humana, mujeres y hombres tenemos derecho a participar en la pelea. Aquellas mujeres que quieran hacerlo en las formas normales de la actividad política, que tengan capacidad y resolución de hacerlo así, serán bienvenidas a Acción Nacional, que exige fortaleza, fe y desinterés; porque aquí no hay apetito, hay convicción; no hay prisa, hay permanencia; aquí se vendrá a pedir, no se vendrá a pedir, sino a dar; y en dar y en permanecer y en crecer la mujer es maestra.

Ya antes de que a la mujer se le reconocieran sus derechos políticos, algunas mujeres panistas en 1950, ocuparon cargos directivos al interior del Partido Acción Nacional. Las primeras candidatas panistas a puestos de elección, participan en 1955 en la elección inmediata al reconocimiento del voto femenino.

En 1958, por primera vez el candidato a la Presidencia de la República por el Partido Acción Nacional, Luis H. Alvarez, es acompañado por su esposa Blanca Magras durante toda la campaña; situación que tiempo después imitan candidatos de otros partidos.

La participación de familias enteras en las contiendas electorales y actividades partidistas ha sido distintivo del partido desde siempre.

Una enorme heterogeneidad caracteriza a las familias mexicanas. En los últimos años y muy recientemente de las crisis económicas de los ochentas y noventas, los hogares respondieron con una creciente incorporación de las mujeres al mercado de trabajo; lo que en muchos casos significó para ellas una doble carga, la laboral y la doméstica; sin que ello demerite en el conjunto de acciones que las ha encaminado a una participación influyente y decisiva en la iniciativa privada o en la política local, nacional e internacional.

Las actividades que de forma positiva influyen en el desarrollo de la familia, han sido por tradición asumidas por la mujer; la eficiencia y eficacia en el buen uso de los recursos a su alcance han sido determinantes para procurar condiciones de vida y de oportunidades a sus miembros, mismos que repercuten en el desarrollo de la vida social, pública y privada. Sin embargo, en las condiciones actuales este rol ya no es suficiente, ya que la mujer se ha visto necesitada de salir del núcleo de familia, para colaborar en lo económico al sostenimiento de la misma, la mayoría de las veces sin una preparación previa, y a un sistema social y económico que culturalmente ha marginado y desconocido la capacidad de inteligencia de la mujer, y además aceptando la discriminación a su condición propia.

Para fortalecer a la mujer y asegurar condiciones de equidad, ha sido necesario establecer programas sociales integrales; se han promovido una serie de acciones para garantizar a la mujer igualdad de oportunidades, de educación, capacitación y empleo; plena equidad en el ejercicio de sus derechos sociales, jurídicos, civiles, políticos y reproductivos; respaldo efectivo a su papel fundamental en la integración familiar, así como en la formación y la socialización de sus hijos. En estos asuntos, debemos insistir para lograr la equidad de la que hablamos las diversas formas de violencia contra la mujer inhiben sus derechos y obstaculizan el ejercicio pleno de la ciudadanía. Esto es la realidad en muchos hogares y lugares de nuestro país hoy en día.

Por otro lado, la mujer que por iniciativa propia y por un deseo lícito de superación personal decide incursionar en la vida profesional tiene que hacerlo aceptando el reto de demostrar su capacidad, su responsabilidad y honestidad en parámetros de total iniquidad respecto al hombre. Ahora ya no podemos ver pasar a nuestro lado sin inmutar los acontecimientos políticos que a todas y a todos afectan.

No tenemos si quiera la excusa del desconocimiento de nuestras responsabilidades y deberes, las consecuencias de esas omisiones se materializan en discriminación e iniquidad hacia la mujer.
Pregunto a la Honorable Asamblea.

¿Ha sido correcto y justo el rumbo tomado sin el concurso de nosotras?

¿Acaso estamos satisfechos?

¿Podemos ufanarnos de que hayamos obrado con juicio y responsabilidad totales?

¿Se nos ha dado la oportunidad de hacerlo?

¿Podemos como sociedad estar satisfechos de nuestro desarrollo?

Reitero, nuestra Constitución Política consagra en el artículo 4° la plena igualdad jurídica del hombre y la mujer; pero todos sabemos que la realidad muchas veces desmiente ese elevado principio.

Ha llegado el tiempo de poner en práctica con eficacia y eficiencia los instrumentos, las acciones y los recursos que permitan en la vida cotidiana la igualdad de la mujer con el varón.

Ha llegado el momento de asegurar la participación plena de las mujeres en la vida económica, social, política y cultural del país.

El camino todavía es muy largo y falta mucho por recorrer; pero el avance cualitativo, más que cuantitativo, es el que está ayudando a construir un piso mucho más sólido y comprometido con la perspectiva de género que tiene que cristalizar en poco tiempo en muchas mujeres participando en las mesas de negociaciones.

El incremento de la mujer en los puestos de toda de decisiones tiene que provocarse a través de una serie de mecanismos adecuados que propicien la transformación de las estructuras sociales, económicas y políticas en estructuras desarrolladas armónica y equitativamente.

El reto recién se asume, la lucha por la equidad de igualdad es larga ya. Confiemos que lo que hoy decidamos aquí acorte en gran medida las distancias que aún persisten.

Por su atención, muchas gracias.

(Aplausos)

- EL C. PRESIDENTE: Gracias, señora senador Stephenson. Se concede el uso de la palabra a la señora senadora Aracely Escalante Jasso, del Grupo Parlamentario del Partido Revolucionario Institucional. Tiene la palabra, señora senadora, hasta por diez minutos.

- LA C. SENADORA ARACELY ESCALANTE JASSO: A las amigas compañeras de lucha que nos acompañan en este día tan importante para todas las mujeres de México muchísimas gracias por su presencia.

Con su permiso señor Presidente; compañeras y compañeros senadores: Vengo ante esta tribuna en nombre del Grupo Parlamentario del Partido Revolucionario Institucional para presentar al Pleno de la Cámara de Senadores nuestro posicionamiento con respecto a la Minuta con Proyecto de Ley del Instituto Nacional de las Mujeres, turnada de la Cámara de Diputados a la de Senadores, el día 6 de diciembre del 2000.

El artículo 4° de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos consagra la igualdad jurídica de la mujer y el varón al establecer implícitamente que en el mundo contemporáneo el nuevo papel de la mujer considera conceptos como derechos humanos, pluralidad, igualdad, respeto a la dignidad, la justicia y a la equidad de género.

En un mundo interdependiente, cuyas reglas se fijan por la economía globalizada, la política internacional y el desarrollo tecnológico, las mujeres como nuevos agentes sociales participan activamente en la economía, en los partidos políticos, en los movimientos sociales, en las organizaciones no gubernamentales, en los medios de comunicación, en las empresas y en las academias.

En nuestro país, de acuerdo a los datos del último censo nacional de población, difundido por el Instituto Nacional de Estadísticas, Geografía e Informática, INEGI, existe una población de 97 millones de personas de las cuales 47 millones son hombres y 50 millones son mujeres. De igual manera el censo nos arroja los siguientes datos.

De 57 millones de pobres el 60 por ciento corresponde a la población femenina, es decir, la pobreza se ha feminizado. De la población económicamente activa el 39.4 son mujeres y el 3.9 por ciento son analfabetas.

En los estratos sociales deprimidos las mujeres no conocen sus derechos. En los niveles más altos y de profesionales salen teóricamente acerca de la declaración de los derechos humanos; pero no hay un compromiso ni personal ni social con su cumplimiento. Y que por esta razón en el trabajo es fácil víctima de acoso sexual en la medida en que se generan situaciones de dependencia, subordinación e iniquidad en todos los sentidos.

La mujer es un factor decisivo en el destino de la familia. Actualmente las familias han aumentado, se calculan en casi 3 millones y medio encabezadas por mujeres solas y que incluyen alrededor de 10 millones de personas.

En uno de cada diez hogares el principal ingreso monetario lo genera la mujer. Esta situación enfrentan a las mujeres a la doble necesidad de obtener ingresos económicos y de atender la educación y la manutención de sus hijos.

Por esto nuestra cultura, que desde hace tiempo está permeada de un enorme sentido discriminante para la mujer, debe transformarse mediante medidas políticas, económicas y sociales eficaces para así hacer valer los derechos de la mujer y conseguir su desarrollo integral.

Esta situación afecta a las mujeres de todo el mundo que se ven relegadas a una condición desmerecida y muchas veces discriminatorias por la mera razón de su condición de género.

En razón de lo anterior la marginación y la discriminación son problemas que se agravan en una sociedad en la cual conocimiento y competitividad han pasado a un primer plano y son factores que adquieren cada vez más el valor para el desarrollo consecuentemente, esto es inaplazable para abrir los espacios hacia la mujer a través de la educación, capacitación y adiestramiento con el fin de que compita en condiciones de equidad y se le impida que se le excluya o condicione en los niveles de decisión tanto en el campo técnico como en el científico, económico o en los espacios que expresen mayor prestigio o poder.

En el campo internacional para evaluar y marcar acciones en beneficio de las mujeres del mundo se han realizado cuatro conferencias de la mujer auspiciadas por la Organización de las Naciones Unidas.

En el marco internacional la primera reunión se realizó en 1975 en la Ciudad de México; la segunda en 1980 en Copenhague, Dinamarca; la tercera en Nairobi, Kenia, en 1985; y la cuarta en Pekín, China, en 1995.

Durante la IV Conferencia de la Mujer, que tuvo lugar en Pekín, se estableció una plataforma de acción que concretiza las esferas críticas de interés identificadas como obstáculos para adelanto de la mujer en el mundo.

Asimismo se proponen estrategias para que los gobiernos, la comunidad internacional, las ONG´S, el sector privado y las personas en lo individual adopten medidas para eliminar los obstáculos que impiden la inserción de la mujer en el desarrollo y sí igualdad en condiciones en todas las esferas de la vida.

Otra conferencia mundial que significó un gran avance para el desarrollo de la mujer fue la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo que fue efectuada en septiembre de 1994 en el Cairo, Egipto.

En ella se estableció que la piedra angular de los programas de población y desarrollo eran promover la equidad e igualdad de los sexos y los derechos de las mujeres, así como eliminar la violencia de todo tipo contra la mujer y asegurarse que fuera ella quien controlara su propia fecundidad.

En nuestro país, a lo largo de la historia, la mujer ha luchado por desempeñar un papel cada vez más sobresaliente en la vida productiva, en los avances democráticos, en el desenvolvimiento social y en la transmisión de nuestra cultura de nuestros valores.

Desde la perspectiva histórica las mujeres lucharon primero por sus derechos laborales, después por el derecho a la educación y, por último, por sus derechos políticos; pero a pesar de diversos movimientos tendientes a eliminar la desigualdad de hombres y mujeres y de derogar distintas disposiciones discriminatorias todavía existe una situación de iniquidad.

En este universo la mujer para su pleno desarrollo físico e intelectual habrá de recorrer todavía tramos de lucha y esfuerzo para combatir toda forma de discriminación.

En el marco nacional, México ha participado y suscrito diversas convenciones internacionales que plantean la necesidad de eliminar todas las formas de discriminación contra la mujer. Dato lo anterior, el 8 de marzo de 1996 se establece el Programa Nacional de la Mujer, Alianza para la Igualdad como resultado de un amplio proceso de consulta que se inicia con la participación de la Secretaría de Gobernación en la conformación de la delegación gubernamental, asistente a la Cuarta Conferencia Mundial de la Mujer, celebrado en Beijing, República Popular de China, del 4 al 16 de septiembre de 1995.

Un año después, el 26 de junio de 1996 se determina la creación de la Coordinación General del Programa Nacional de la Mujer, como espacio institucional para articular las acciones del Gobierno Federal en torno a los compromisos de plena equidad para la mujer en los aspectos políticos, económicos, jurídicos, sociales y culturales del desarrollo del país.

Las primeras tareas de la coordinación fueron en el sentido de incorporar cualitativa y cuantitativamente la participación de la mujer en todas las actividades de la vida nacional .

Asimismo, en la Secretaría de Relaciones Exteriores se crea en 1998 la Unidad de Asuntos Internacionales de la Mujer con el objetivo de desarrollar una política exterior mexicana con perspectiva de género, y con las funciones básicas de analizar y opinar sobre las implicaciones de género, y el impacto en la condición de la mujer y la niña, de conformidad con los acuerdos tratados y programas de cooperación bilateral o multilateral en los que México participa.

En algunos Estados de la Federación se han creado organismos o institutos de la mujer como en el Estado de Guerrero, Michoacán, Guanajuato y en el Distrito Federal, con el objeto de impulsar políticas públicas desde la perspectiva de género y promover los planes, programas y acciones implantadas por las entidades públicas a favor de la mujer.

Es así que a nivel nacional e internacional, se reconoce la importancia de la participación de las mujeres en el desarrollo de los países. El Estado tiene que hacer lo suyo, el compromiso también de crear institucionalmente organismos y políticas públicas que permanezcan y que se enriquezcan a largo plazo, con el fin de que los procesos democratizadores tengan bases firmes irreversibles para las mujeres.

El Instituto Nacional de las Mujeres, con facultades propias, capacidad técnica y presupuesto suficiente que servirá como órgano de referencia a todas las mujeres, y que promoverá el enfoque de género en la sociedad, las instituciones, las políticas públicas y los centros de trabajo, permitirá avanzar hacia la plena aplicación de los derechos humanos de las mujeres.

Consecuentemente con la creación del Instituto se promueve la plena participación de las mujeres en el desarrollo económico y social de nuestro país, buscando las transformaciones que en su favor han sido enunciadas en conferencias mundiales de la mujer, cuyas estrategias contemplan, como objetivo generales, procurar el acceso equitativo a la educación, promover un sistema efectivo de atención de su salud, ampliar sus oportunidades laborales y educativas a fin de incidir el enfrentamiento a la pobreza, estimular para ello su capacidad productiva, procurar que en el interior de sus familias se fortalezca la búsqueda de la igualdad de derechos, oportunidades y responsabilidades.

Por todo ello, el Grupo Parlamentario del Partido Revolucionario Institucional, estima fundadas las disposiciones de esta ley de orden público y de observancia general en toda la República, en materia de equidad y género, e igualdad de derechos y oportunidades entre hombres y mujeres, en los términos del artículo cuarto, párrafo segundo, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Es cuanto, señor Presidente. (Aplausos).

- EL C. PRESIDENTE: Gracias, señora senadora Escalante. En virtud de haberse agotado la lista de oradoras, y con fundamento en el artículo 115 del Reglamento para el Gobierno Interior del Congreso General, consulte la Secretaría a la Asamblea, en votación económica, si el asunto se encuentra suficientemente discutido en lo particular y en lo general.

- LA C. SECRETARIA CASTELLANOS CORTES: Por instrucciones de la Presidencia, se consulta a la Asamblea, en votación económica, si el asunto se encuentra suficientemente discutido en lo general y en lo particular.

Quienes estén por la afirmativa, sírvanse manifestarlo poniéndose de pie. (La Asamblea asiente).

Quienes estén por la negativa, sírvanse manifestarlo poniéndose de pie. (La Asamblea no asiente).

Señor Presidente, suficientemente discutido.

- EL C. PRESIDENTE: Gracias, señora secretaria. Con fundamento en el artículo 134 del Reglamento para el Gobierno Interior, proceda a recoger la votación nominal en lo general y en lo particular del proyecto de decreto.

- LA C. SECRETARIA CASTELLANOS CORTES: Por instrucciones de la Presidencia se va a proceder a recoger la votación nominal en lo general y en lo particular del proyecto de decreto. Se instruye al personal de apoyo, se hagan los avisos a que se refiere el artículo 161 del Reglamento para el Gobierno Interior del Congreso General.

( EL PERSONAL DE APOYO CUMPLE)

La de la voz, la recibirá por la afirmativa.

Y la senadora Yolanda González, la recibirá por la negativa.

(SE RECOGE LA VOTACION)

- LA C. SECRETARIA CASTELLANOS CORTES: Señor Presidente, se emitieron 91 votos en pro, y ninguno en contra. (Aplausos).

Perdón, antes de festejar, falta la votación de la mesa directiva, que se va a proceder en este momento.

Compañeros senadores y senadoras, quedó la votación de la siguiente manera: 97 en pro, y ninguno en contra.

- EL C. PRESIDENTE: Aprobada la Ley del Instituto Nacional de las Mujeres.
Pasa al Ejecutivo de la Unión para sus efectos constitucionales.


 




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